El caso de Miguel Amador Guillem es de aquellos que, como más se remueve, más cosas se descubren. Primero se presenta un recurso contra este profesor porque la brillante lección magistral que ha presentado en la segunda prueba es, en su práctica totalidad, plagiada de un libro ya existente (90 párrafos). Luego, al investigar, se descubre que su proyecto también es plagio. Posteriormente se descubre que elaboró para los alumnos unos apuntes con su nombre que también eran plagiados. Más tarde, en los materiales de su asignatura de master también hay plagio. Sin embargo, este profesor tiene grandes amigos que justifican lo hecho y resuelven a su favor, como el rector de la Universidad Autónoma de Barcelona, Carlos Solá Ferrando, o como el catedrático José Montané Capdevila o el vicerrector de la Universidad de Barcelona, Antonio Sanz, que declara a su favor en el juicio por plagio justificando su acción. Con tales relaciones, buen exponente de la dinámica de la vida académica, no es sorprendente que con posterioridad suceda que se le haya nombrado Vicedegano de Calidad (!) de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona.
A raíz del caso de Miguel Amador Guillem surgen una serie de quejas a las que el rector de la UAB responde con su ya conocida justificación de que la universidad es endogámica porque la sociedad lo es y que nada se puede hacer. Los flagrantes casos destapados en comunicación audiovisual de la UAB reciben la misma respuesta.
Columna publicada en el diario La Vanguardia que destapó el plagio
Plagio académico: Informe sobre los aspectos jurídicos del plagio, citando jurisprudencia, sentencias y, sobretodo, rectores de Universidad que han ratificado concursos públicos sabiendo que el ganador (candidato de la casa) había plagiado.