Lo que en otro país sería un escándalo de primera magnitud, en España se suelta a la opinión pública como si fuera lo más natural. El Secretario de Estado para las Universidades y otras entidades comentan tranquilamente que en este país se ha marginado a los buenos investigadores (se les ha mandado al extranjero sin billete de retorno) y se ha llenado la universidad de personal menos capacitado (pero con más posibilidades de obtener una plaza de funcionario).
Obviamente, se anuncian medidas para el futuro que van a ser más de lo mismo: una reedición del Ramón y Cajal. Pero sobre revisar el problema actual de la generación de investigadores engañados por la universidad española no se dice nada. La conclusión es evidente: que se mueran fuera.
El Gobierno financiará a las universidades que mejoren la selección del profesorado
El objetivo es asegurar que los licenciados con mejor nota accedan a los puestos de ayudante
J. A. AUNIÓN - El País - 25/08/2007
El Gobierno propone subvencionar a las universidades que garanticen unos criterios de calidad claros a la hora de contratar a un profesor ayudante. Se trata de que a estos contratos accedan los licenciados con mejor expediente, todo lo contrario de lo que suele ocurrir: los titulados más brillantes optan a becas para continuar sus estudios, en España o en el extranjero y, a pesar de esta esmerada formación, cuando quieren tener un contrato fijo en la universidad lo tienen más difícil, mientras que a los "no tan buenos" se les da un puesto de ayudante, asegura el Gobierno.
PROFESORES EN EL CAMPUS
En la universidad española es corriente invitar a los titulados con mejor expediente académico a solicitar una beca, mientras que a los que no son tan buenos "se les da una plaza de ayudante, porque no necesitan competir. Esto es gorroneo y es una mala práctica", ha reconocido el secretario de Estado de Universidades, Miguel Ángel Quintanilla, en una charla informal con un grupo de licenciados en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
"Normalmente, un director de departamento conoce a sus alumnos y sabe con quién se quiere quedar. A los que tienen mejores notas, les dice que pidan una beca porque cree que se la van a dar, y a los que no, les da los puestos de ayudante que tiene", explica la presidenta de la Federación de Jóvenes Investigadores/precarios, Raquel Portela. Pero la perversión del caso es que esos alumnos más sobresalientes se quedan con una beca que hasta el tercer año (de un total de cuatro) no se convierte en contrato en prácticas (momento en el que empieza a cotizar) y por la que suele cobrar menos que un ayudante contratado. Pero, sobre todo, la cuestión es que ser ayudante aumenta sustancialmente las posibilidades de acabar consiguiendo una plaza fija, asegura Portela. La misma opinión manifiestan los sindicatos universitarios.
Como los 'cajales'
La propuesta que hace ahora el Gobierno a las universidades y a las comunidades la resume Quintanilla en esta frase: "Si ustedes hacen la contratación siguiendo estos criterios de calidad, nosotros les damos recursos a cambio". Es un sistema comparable con el programa Ramón y Cajal, cofinanciado con los centros donde los beneficiarios desarrollan su trabajo. Los cajales firman un contrato de investigación de cinco años (tiempo máximo también para los ayudantes) después de pasar una estricta evaluación que sólo da acceso, en general, a científicos de un alto nivel. Al igual que a la hora de conceder una beca de docente o de investigador, es el que tiene mejor expediente el que la consigue. El único requisito que recoge la ley para ser ayudante es estar licenciado.
Esta propuesta está en línea con el espíritu de la recién reformada ley universitaria (LOU), que pretende conceder recursos a los campus en función de sus resultados, tanto en docencia como en investigación. Pero el Gobierno quiere "tener mucho cuidado" para no entrometerse en la autonomía universitaria, que también ha sido la bandera de la reforma de la LOU. "Queremos entregar esta propuesta y negociar", añade Quintanilla.
Y, al menos por parte de los responsables universitarios, toda propuesta enfocada a incentivar y financiar la calidad es vista, en principio, con buenos ojos.
El presidente de los rectores españoles, Juan Vázquez, recuerda que muchas universidades ya están poniendo en marcha programas de captación de profesores a través de la figura del ayudante para rejuvenecer sus plantillas, muy envejecidas en algunas áreas de conocimiento. Pero también hay que vincular esa figura a unos planes de formación a largo plazo, insiste. "Habrá que definir ese periodo como ayudante, con una dedicación docente en principio baja, que puede aumentar con el tiempo, y con un plan de formación muy tutelado", explica. Lo que no se puede seguir haciendo, continúa Vázquez, es cargar de horas de clase como profesor a un recién licenciado.
PROFESORES EN EL CAMPUS
- En las universidades públicas españolas hay 93.148 profesores.
- Los funcionarios, con plaza fija, ya sean catedráticos o titulares hacen un total de 52.464.
- Hay profesores contratados a tiempo indefinido o temporal. Entre todos suman 40.684.
- En esta categoría se encuentran las figuras de ayudante (algo más de 3.000), ayudante doctor, asociado o emérito.