PABLO HERRAIZ . El Mujndo, 10/3/2014
«Lo único que vamos a negociar es el modo de enterraros». Situémonos: 2010, en el interior de un despacho de la Universidad Rey Juan Carlos. A la vista, las elecciones a rector donde se iba a presentar Pedro González Trevijano, que ya ostentaba el puesto. Y le salió un contrincante: David Ríos, profesor de Estadística.
El vicerrector, y actual rector de la universidad, Fernando Suárez Bilbao, trata en ese despacho de convencer a Antonio Alonso, jefe del departamento de Estadística, de que los profesores del departamento tienen que «parar» a David Ríos, quitarle todo el apoyo para que no se presente.
Esa conversación, y sus posteriores consecuencias, le ha costado a Fernando Suárez estar imputado por un delito de amenazas, que investiga el Juzgado de Instrucción número 4 de Móstoles. Suárez ya declaró a principios de diciembre y negó la mayor, pero la conversación está grabada, y se admitió como prueba en el juzgado.
«En ningún caso supone una vulneración del derecho fundamental a la intimidad, porque la grabación se lleva a cabo por uno de los interlocutores en el despacho profesional del querellado y su contenido versa sobre cuestiones de índole laboral ...», decía el auto de la juez María de los Ángeles Subías, que lleva la instrucción del caso, según fuentes judiciales.
Así, la grabación que realizó a Antonio Alonso puede suponer el fin del actual rector como responsable de un presunto delito de amenazas.
Comienza el rector con un casi amable «he de reconocer que os he tocado las narices todo lo que he podido...» a Antonio Alonso, que le va a ver preocupado porque «un emisario» le ha dado el mensaje de que todo el departamento de Estadística lo pasará mal si no convencen a David Ríos de que desista en su carrera electoral.
Alonso insiste en que su gente «no tiene nada que ver con David», a lo que el rector hace una sugerencia: «Es muy sencillo de demostrar: haciendo una declaración diciendo que David es un enloquecido y que nadie le apoya». «¿Y qué garantías tengo yo de que luego tú no vas a machacar al departamento?», pregunta Alonso. El «emisario» ya le había anunciado las consecuencias: despidos, ninguneo, ostracismo para todo el departamento.
Continúan hablando sobre Manuel Arrayás, que trabaja en otra parte de la universidad, pero es afín a la candidatura de Ríos, y Javier Ramos, afín a Suárez y a González Trevijano. Antonio Alonso dice que «el problema [con Arrayás] ha surgido por el título de Aeronáuticos» y el rector se va calentando: «Ha surgido con que son unos tocapelotas y unos desagradecidos, porque tenían que besar el suelo por donde pisa Javier Ramos...». Y sigue: «Esos tíos han estado en esta mesa babeando, y son titulares porque Javier Ramos ha permitido que lo sean, y tenían que besarle el culo [...] y son unos mierdas y unos desagradecidos, ¡y Manuel Arrayás es un hijo de la gran puta, hijo de la gran puta, Antonio! Y si pudiera me lo cargaba».
La discusión sigue durante unos minutos con el entonces vicerrector intentando convencer a Antonio Alonso de que su departamento debe escribir esa declaración para negar cualquier apoyo a David Ríos, y el jefe de Estadística trata de decir que él no puede hacer eso.
«Tenéis o que convencerle de que pare o dejarle solo...», insiste Suárez. Cuando Alonso pregunta de nuevo qué garantías tiene de que si hacen eso no va a pasarle nada a nadie de Estadística, Suárez es tajante: «No tienes ninguna garantía, tienes una oportunidad. Lo que tienes es la garantía de que como no pase nada, seguirán pasando cosas».
Ya hacia el final de la charla, Suárez dice a David que lo «único que vamos a negociar es el modo de enterraros». «Pasarán cosas, cosas muy desagradables que ni tú ni yo queremos que pasen.Lo que yo quiero es que David pare de una puta vez», dice poco antes de despedirse de Antonio Alonso.
David Ríos ya había denunciado a Suárez Trevijano por fraude de ley en 2009, y el TSJM le dio la razón, pero el Constitucional se la quitó. Un año más tarde, Trevijano accedió al Constitucional y le sucedió en el cargo Fernando Suárez. Poco después, el departamento de Estadística pasó de tener 21 profesores a tener siete.
Tras la querella por amenazas, que ya tiene un año, algunos han sido readmitidos.