Comunicado de la profesora Encarnación Santamaría.
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A toda la comunidad Universitaria de la Universidad de Sevilla:
Me llamo Encarnación Santamaría Lozano, tengo 50 años y desde los 16 años, en que fui admitida (Mª Hº Bachillerato-COU)) en la Facultad de Medicina, mi vida ha estado vinculada a la Universidad Hispalense. Siendo estudiante fui alumna interna y colaboradora del Instituto de Biología del Desarrollo y del Dpto. de Pediatría. En Historia de la Medicina realicé mi Tesis de Licenciatura (Sobresaliente por unanimidad, 1.986), una investigación premiada por La Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla (1.986), Académica de la misma (1.987), Tesis Doctoral (cum laude, 1.992) premiada con el “Hernández Morejón” a la mejor tesis histórico-médica. Fui becaria de FPI del MEC, Ayudante de Universidad (1992) y, en 1.999, Profesora Titular de Escuela Universitaria en el Área de Historia de la Ciencia en el Dpto. de Ciencias Socio-Sanitarias. Mi labor profesional no me impidió participar en tareas de gestión y representación como claustral, miembro de Junta de Facultad y Delegada Sindical. Creo que debéis conocer una serie de hechos que afectan a mi dignidad personal y, en extensión, a la dignidad del profesorado y de la propia Universidad. Os pido un poco de paciencia para leer hasta el final.
En el BOE nº 123 (24 de mayo de 1.999), salió publicado mi nombramiento de TEU y al día siguiente el de la profesora E. Bernal Borrego. Desde entonces la citada profesora y el catedrático J.L. Carrillo Martos comenzaron a difundir que yo quería tomar posesión en el rectorado de inmediato para superar a esta profesora en el “escalafón”. Algunas frases aparecidas en la prensa sevillana en 2.007: la profesora se había ganado la enemistad del Dpto. con su comportamiento “desleal y egoísta” y los “actos hostiles de sus compañeros” (¿?) los provocó ella misma cuando consiguió su plaza y pidió al rectorado una toma de posesión “reservada y anticipada” con el objetivo de “superar en el escalafón” a otra profesora. Nunca pedí tomar posesión a solas, a escondidas, sin atenerme a las normas “protocolarias” universitarias y me acusaron de querer hacerlo.
El Prof. Carrillo Martos me convocó a una reunión personal y decidí acudir. ¡CRASO ERROR! Cuando salí de allí solo recuerdo coger el coche e irme a casa. No recuerdo nada más debido a mi estado de shock. La reunión fue grabada, dadas otras situaciones anteriores, y puesta a disposición de las autoridades académicas.
El 28 de mayo de 1.999, fui al Paraninfo para la toma de posesión en acto protocolario. No recuerdo bien el acto, no recuerdo cuando llegó mi marido, solo la conversación del día anterior, cuyas palabras se quedaron grabadas en mi mente y cuando las oigo pronunciar por alguien, aún hoy día, a veces basta solo con una sencilla palabra en el mismo tono, revivo fuertemente aquel momento y me quedo paralizada. No debí haber ido nunca aquella reunión. Tomé posesión, según podéis comprobar en el BUS nº 50, p. 14, con anterioridad a la profesora E. Bernal, habiendo dos profesores entre ambas y de acuerdo con el orden que el Secretario de Universidad había establecido, y no la adelanté en ningún “escalafón”.
Hasta el lunes por la mañana estuve en casa, en la cama, y solo recuerdo que llegó la madrugada del domingo y el miedo se iba convirtiendo según pasaban las horas en un auténtico terror. No podía ir a la Facultad, no podía casi moverme y me llevaron a urgencias. Comunicaron mi baja médica.
Cada día que no podía ir al trabajo, me sentía peor, el hecho de tenerle miedo a alguien a mi edad me resultaba incomprensible e incapacitante. Y para mi desgracia no pude ir ni el lunes, ni el mes de Junio, ni siquiera cuando empezó el curso siguiente. Se intentaron todas las mediaciones posibles. Pasé cerca de un año encerrada, no ya en casa, sino en cama porque no podía levantarme siquiera. Mi vida perdió todo sentido. Había estudiado y trabajado incansablemente durante 40 años y ahora me sentía humillada y aterrorizada. Solo salía para ir al médico y porque me llevaban. No podía ir a la Universidad, ni a entregar las bajas en persona. ¡¡¡Era terrorífico pensar que me lo pudiera encontrar!!!
Me fui recuperando con la ayuda del psicólogo que me obligó a ir con él a la Facultad de Medicina en variadas ocasiones. ¡¡El prof. Carrillo lo comunicó al Consejo de Departamento!! A mi vuelta, sí había cambiado algo, ¡¡era aún peor!! Durante 8 años más sufrí con terror mi vida laboral que hubo de transcurrir entre bajas médicas, cuando no podía controlar el pánico, hasta que durante el año 2.007 se “produjeron” un cúmulo de humillaciones insoportables.
Desde el año 2000 mi caso fue tratado por los Delegados de Prevención, por el Comité de Seguridad y Salud de la US, habiendo puesto finalmente una denuncia a la Inspección de Trabajo que emitió su resolución tras visitar al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. La Universidad era conocedora de la situación desde un principio y desde diferentes ámbitos. Con posterioridad se abrió una “información reservada”, mientras estaba de baja por riesgo de aborto, de lo cual eran conocedores y me enviaron a casa un “cuestionario” ¡¡a contestar con prontitud!! ¡¡Lo cual me ocasionó una amenaza de aborto!! Desde un principio pasé múltiples controles por la UVMI, y por el Jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales.
En variadas ocasiones y desde el año 2.000 solicité que me cambiasen de Dpto. por motivos de salud ¡no los cursaron! Cambios de Áreas, ¡¡tampoco!! Tres profesores habían conseguido cambiarse de Área y de Departamento. Ellos habían podido irse del Departamento y del Área en la que estaban. Parece que mi “suerte”, después de 20 años de la llegada del Sr. Catedrático, iba a ser similar a la de los que habían tenido que irse hasta de la Universidad de Sevilla, profesores y doctorandos.
El 5 de Noviembre de 2.007, tras 2 meses de baja laboral por “reacción aguda al estrés”, intenté vencer el pánico y pisar la Facultad. No pude ir, estaba aterrorizada de nuevo, y tras acudir al médico y poner por registro un nuevo parte de baja, ¡¡¡no pude más!!! ¡¡Quería que me quitasen de aquel sitio!! y lo pedí, como pude, por registro. Sentía que me estaban literalmente “matando”. RÁPIDAMENTE GESTIONARON UNA RENUNCIA VOLUNTARIA A MI TRABAJO COMO FUNCIONARIA EN LA UNIVERSIDAD, SIN DERECHO A PARO NI A NADA. ¡¡¡RECIBIENDO EL COMUNICADO A LOS DOS DIAS EN CASA!!! AL RECIBIR EL ESCRITO ME HUNDÍ AÚN MÁS. YO QUERÍA Y QUIERO SEGUIR TRABAJANDO DE PROFESORA. NO DABA CRÉDITO ¡¡¡JAMÁS HABÍA RENUNCIADO A MI TRABAJO, NI A PONER FIN A MI VIDA LABORAL!!!
Agradezco esta oportunidad y las fuerzas que me da el SAT para llegar a la Comunidad Universitaria y exigirle al Rector que me devuelva mi TRABAJO que me arrebataron de forma solapada y fulminante. En el Ministerio me dijeron que aclarase mi situación laboral con “mi Universidad”. Y eso estoy haciendo: aclararlo con MI UNIVERSIDAD…
En Sevilla, a 31 de mayo de 2011.
Encarnación Santamaría Lozano.