La Universidad de Murcia ha convocado dos plazas de profesor asociado en Derecho Constitucional. Había 29 candidatos, y entre ellos estaba José Mateos, expulsado de la institución por el rector debido a las críticas que realizó a la política del propio Cobacho y del Consejo de Estudiantes, denunciando que, en vez de luchar por la institución, se sometiesen a los dictados del presidente de la Comunidad Autónoma. Mateos recibió el amparo del Defensor del Pueblo por las irregularidades de su expulsión y, hace dos meses, obtuvo una sentencia que la declaraba radicalmente ilegal.
Pues bien, salieron los resultados de la convocatoria y Mateos quedó en tercer puesto, a 1.01 puntos del segundo candidato y 1.80 del primero. El primer candidato tuvo 67.76 puntos, el segundo 66.97...y Jose Mateos 65.96. El resto de participantes quedaron muy por debajo (el cuarto candidato quedó a más de 16 puntos de Mateos).
Más allá de que las puntuaciones sean correctas o fuesen manipuladas para perjudicar al candidato molesto (lo cual se acreditará en vía judicial), hay un dato que termina de demostrar hasta qué punto apesta la decisión de la comisión selectiva. La comisión dice expresamente que, si los dos candidatos escogidos renuncian o son removidos, LA PLAZA DEBE QUEDAR DESIERTA, ES DECIR, QUE QUIEN HA QUEDADO A 1.01 PUNTOS DEL CANDIDATO ESCOGIDO, CON UNA PUNTUACIÓN MUY SUPERIOR A LA DEL RESTO, NO ESTÁ CAPACITADO PARA OCUPAR LA PLAZA. Según el tribunal, en un concurso donde la diferencia entre los candidatos escogidos y el tercero en liza no llega a los dos puntos, mientras que el cuarto candidato está a años luz de aquellos, el tercer candidato no puede ocupar la plaza.
Si se observa el contexto de esta decisión, termina de comprobarse su irracionalidad. Durante septiembre se han resuelto decenas de concursos sobre plazas de profesorado. Pues bien, en todos ellos menos en uno se ha adoptado la lógica fórmula de que si el candidato elegido renuncia o es removido, ocupe su plaza el siguiente en la lista, y eso que en la mayoría había una notable distancia entre la puntuación del candidato elegido y el siguiente en la lista.
Aparte de la expulsión, Mateos sufrió una grave discriminación durante su estancia como becario en la UMU, no pudiendo dar ni una sola hora de docencia por su enfrentamiento con Cobacho y estando a punto de perder su beca por las presiones que (según reconoció un profesor íntimo amigo del rector) venían del propio rectorado (se le llegó a quitar la beca pero tuvieron que devolvérsela tras sus amenazas de denuncia al rector usando las pruebas sobre su implicación en el caso que había recabado). Ahora volverá a recurrir judicialmente contra esta nueva arbitrariedad.
Resolución del Defensor del Pueblo amparando a Mateos con la explicación sobre la ilegalidad cometida en su contra:
Sentencia que dedeclara ilegal la expulsión
Acta de la comisión evaluadora donde se decide declarar ilegal la expulsión