En la década de los noventa se empiezan a notar los fatales efectos del caciquismo local en las universidades españolas. Ello es debido al hecho que se produzcan numerosos intentos de regresar a nuestro país por parte de prestigiosos investigadores extranjeros.
Los investigadores que se reincorporan acceden a ocupar puestos de menor remuneración de la que tienen en el extranjero. Se acogen a plazas interinas y mal pagadas. Aún así, la universidad española les rechaza y coloca en ellas a los recomendados locales.
El rector Ignacio Berdugo Gómez de la Torre fue uno de estos rectores pioneros en sentar las bases del caciquismo local, al impedir la contratación del científico Antonio Férriz Mas.
El rector Berdugo admitió que el currículum de Férriz Mas era superior al recomendado local pero rechazó su recurso por motivos de perfil. No contaba este rector con que el científico realizaría el siguiente experimento: firmar una plaza con un perfil astrofísico, exactamente ajustado al suyo. El resultado no pudo ser más demoledor: la nueva plaza de astrofísica se adjudicó a un recomendado de perfil químico, mientras que Férriz Mas era rechazado, por segunda vez, por la Universidad de Salamanca
El caso Berdugo dio lugar a uno de los primeros reportajes sobre caciquismo local que pueden encontrarse en la prensa española, después de la entrada en vigor de la LRU. Reproducimos en su integridad lo publicado en La Vanguardia, por la excelente exposición didáctica de los hechos y el tratamiento riguroso de la información, sin renunciar al enfoque periodístico.
Las oposiciones son "un montaje teatral", según el científico que motivó el editorial de "Nature"
Férriz Mas denuncia a la Universidad de Salamanca ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León por unas oposiciones.
Josep Corbella, La Vanguardia, 29/12/98
BARCELONA. -El factor campo, esa enigmática fuerza que da ventaja a los equipos locales sobre los visitantes independientemente de si son mejores o no, no sólo se aplica en los terrenos de fútbol sino también en la cancha académica, concretamente en las oposiciones a profesor de las universidades españolas, aunque en este caso el jugador número doce no es el público sino los miembros del tribunal (o sea, los árbitros) que pitan los penaltis a favor del candidato local.
Este favoritismo, aparentemente tan alejado de la ética científica, está saliendo a la luz gracias a Antonio Férriz Mas, un astrofísico que, tras trabajar ocho años en centros de investigación alemanes y rechazar ofertas de Escocia y Alemania, perdió dos oposiciones seguidas para entrar en la universidad española y ahora está en el paro. A raíz del resultado de las oposiciones, el astrofísico ha denunciado a la Universidad de Sa1amanca ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla León -y se ha arriesgado a sufrir represalias, motivo por el que otros miles de científicos que sufren injusticias similares se abstiene de airear su indignación-.
"Las oposiciones suelen ser un montaje teatral para dar la plaza a quienes los caciques locales quieren con la complicidad de las altas esferas de la universidad", afirma Férriz Mas. "La universidad no quiere gente crítica: premia la fidelidad al jefe, la sumisión y el silencio."
Su caso, que la semana pasada motivó un duro editorial de la revista científica "Nature" sobre el amiguismo y la mentalidad funcionarial de la universidad española, está causando un gran revuelo y un pequeño debate existencial en la comunidad científica. y son mayoría quienes opinan que el sistema de selección del profesorado universitario necesita una reforma urgente.
"Nunca me he arrepentido tanto de una decisión en mi vida como de haber regresado a España", declaró ayer Férriz Mas en entrevista telefónica. Era a finales de 1994 y el astrofísico, nacido en Cádiz en 1961, deseaba regresar a España tras pasar ocho años en Alemania, primero con becas del Gobierno alemán y después con un contrato de investigador en el Instituto de Astronomía de Friburgo. "Caí en la trampa de acogerme al programa de reincorporación de investigadores formados en el extranjero."
Primera sorpresa: "Cuando llegó mi primer sueldo, tres meses después de empezar a trabajar en el Instituto de Astrofisica de Canarias, era un 30 % más bajo de lo que me habían dicho", así que, de las más de 300.000 pesetas mensuales que le pagaban en Alemania, pasó a cobrar la mitad: 160.000 al mes. Además, "los tres años de contrato que me habían prometido se quedaron en dos por un problema burocrático". Y eso era sólo el principio.
Un mes más tarde, se presenta a una plaza de profesor titular en la Universidad de Salamanca. La plaza se la lleva el candidato local gracias a su mejor resultado en la prueba que evalúa el currículum y el proyecto docente, a pesar de que Férriz Mas ha publicado siete veces más trabajos que él en revistas científicas. El astrofisico recurre el resultado de la oposición y la Universidad de Salamanca recaba la asesoría de dos científicos extranjeros.
El informe del rector
"Los evaluadores fueron coincidentes en que el currículum del doctor Férriz presenta una contribución científica sustancialmente más importante que la del doctor Rivas", señala un informe firmado por Ignacio Berdugo, rector de la Universidad. de Salamanca, al que ha tenido acceso "La Vanguardia". Pese a este veredicto, la Universidad de Salamanca rechaza el recurso de Férriz Mas y ratifica la decisión del tribunal de la oposición. ¿Motivo? El astrofisico no se ajusta tanto al perfil de la plaza de profesor como el candidato local. Entonces "decidí hacer un experimento para demostrar que al rector de la Universidad de Salamanca el perfil docente no le importaba lo más mínimo". En 1995 se presenta a una nueva oposición, en este caso a una plaza de ayudante de Astrofísica de la misma universidad. En este caso, la plaza se la dan a un químico pese a que Férriz Mas es astrofIsico. Nuevo recurso en el rectorado y nuevo recurso rechazado. No es un problema exclusivo de la Universidad de Salamanca, señala Férriz Mas, sino "un ejemplo más de la lamentable endogamia que impera en la universidad española y que cierra sistemáticamente las puertas a todos los que hemos pasado un buen número de años investigando en centros extranjeros".
Un caso que no es único
"Hace tiempo que perdí la ilusión por la investigación. Espero que un buen número de vosotros sigáis ahí empujando para que la situación mejore. Yaya he tirado la toalla." Con estas líneas anunciaba el 30 de octubre el físico José Caro, de la Universidad Técnica de Munich, su renuncia a la carrera científica. Caro, que trabaja ahora en la empresa GMV de Madrid, pertenece a la generación de científicos formados en el extranjero desde finales de los 80 y que han visto cómo les cerraban las puertas de la universidad española. Otro que ha visto frustrados sus sueños de juventud es el biólogo marino Luis Pérez Carrasca, que el 27 de noviembre anunciaba que dejaba su trabajo en el mar del Norte y se volvía a Galicia para montar una empresa.