La universidad no acepta la fantasía ni la imaginación

NUEVOS CAMINOS DE LA NOVELA NEGRA 

Elia Barceló 'La universidad no acepta la fantasía ni la imaginación' R. M. 03/08/2002

El País

Elia Barceló (Alicante, 1957) es profesora de Hispanística en la Universidad de Innsbruck (Austria). Tres novelas de ciencia-ficción (Sagrada, El mundo de Yarek y Consecuencias naturales) más una treintena de relatos del mismo género la han consagrado como la gran dama española de la ciencia-ficción.

Barceló se ha lanzado ahora a la intriga policiaca con El vuelo del Hipogrifo (Lengua de Trapo), una novela desbordante, recorrida de principio a fin por una intriga en la que mezcla elementos de ciencia-ficción, materia artúrica y novelas de caballerías, y en la que no falta un final digno de un folletín del siglo XIX.

Su protagonista es Katia Steiner, una joven filóloga encargada de poner en orden los documentos del legado del profesor Valcárcel. Parece un trabajo sencillo y tranquilo, pero todo se complica rápidamente. Desaparece un profesor, hay un par de asesinatos y un vidente lleno de glamour y con poderes paranormales está dispuesto a todo para conseguir los papeles del profesor.

Katia averigua que, en determinadas circunstancias, se puede pasar a través de un cuadro a otra realidad, a Terra Incognita, por ejemplo, donde se puede volar a lomos del caballo Hipogrifo, a conocer al mago Atlas, uno de los personajes de Orlando furioso, de Ariosto.

PREGUNTA. El vuelo del Hipogrifo rompe las barreras entre todos los géneros.

RESPUESTA. Lo que más me gusta es viajar de sorpresa en sorpresa, recorrer todos los géneros e ir a Terra Incognita y encontrarme en un ambiente como los de Amadís de Gaula. He escrito la novela que me hubiera gustado leer.

P. El ambiente de la universidad no queda bien parado.

R. Conozco bien ese mundillo de intrigas y mezquindad.

P. ¿Cómo sientan sus libros en la universidad?

R. Los ignoran. Nadie acepta en la universidad el papel de la fantasía y de la imaginación. El mundo académico tiene también muy poquita imaginación.

P. Hay en su novela continuas referencias al cine. Algún detective parece sacado de una película norteamericana.

R. El cine es el gran alimento de mi generación. Nos hemos tragado tantas sesiones dobles, que ha quedado como un poso.

P. El final es rocambolesco.

R. Quise que fuera como un folletín del siglo XIX. Estoy segura de que nadie adivina hasta el final los secretos más secretos.

P. A qué da más importancia, ¿al misterio, a la ciencia-ficción o a Orlando furioso?

R. La intriga y el suspense están por encima de todo. He querido plantear muchos misterios.